La primera vez que vimos un señor con un palito en la mano cuya única función era guiar a la gente que pasaba por dentro del camino de conos, nos arrepentimos de no fotografiarlo. Si bien la obra que se estaba haciendo en la vereda era más o menos grande, la señalización estaba clara y no nos pareció necesaria la presencia extra del señor.
La nueva oportunidad de foto no se hizo esperar ya que este puesto de trabajo no era excepcional, en algunas obras hasta había dos de estos señores velando porque los peatones den pasos en la dirección correcta.